Ejercicio 2 -Reconoce tus valores y fortalezas

“He aprendido que siempre que me aferre a mis creencias y valores, y siga mi propio compás moral, entonces las únicas expectativas que debo cumplir son las mías.”

Michelle Obama

Recientemente platicando con unas amigas nos preguntábamos en qué momento el ser humano pierde la noción de la invaluable riqueza que lleva en su interior que lo lleva actuar de una u otra manera. Buscando entre mis memorias recordé un periodo de mi vida dónde perdí esa valoración interna. Había pasado por situaciones difíciles con un jefe, que no quise tolerar y decidí renunciar. A pesar de haber llevado años de experiencia laboral en esa área, me creí que no había valor en lo que yo podía aportar a mi profesión. En mi mente todo estaba claro, la culpa era mía. El renunciar hablaba de mí no del jefe. Yo no tenía las capacidades que se requerían, el carácter, la actitud. Los “no hice y no fui lo suficiente…” eran mi manera de auto flagelarme por aquella relación de trabajo fallida que en mis ojos significaba un fracaso solamente mío. En ese, como en muchos otros momentos, los libros fueron mi refugio, mi lugar de aprendizaje. Quería aprender a “ser mejor.” Quería saber qué era lo que tenían las personas “con poder” que no tenía yo. Leía libros de superación personal con la idea de cambiarme, de superar lo que había pasado. Y mientras en los libros aparecían las típicas preguntas ¿para qué eres bueno? ¿qué sabes hacer muy bien? Cuando te felicitan, ¿que hiciste para ello? yo sentía que me iba hundiendo más. Entendía cuál era el objetivo de cada una de esas preguntas. Sin embargo, cuando estas en un estado mental de tristeza, de desconfianza en ti mismo, de falta de poder no encuentras las respuestas, porque simplemente no ves que esa riqueza, esa luz ya se encuentra dentro de ti. Es como si estuvieras en búsqueda de un día brillante y en el cielo se encontrará un nubarrón tapando el sol.

El tiempo paso, trate de olvidar y dejar atrás lo que un día me angustio y me hizo sentir débil. Sin embargo, un día las puertas se volvieron abrir. Me encontré con que tenía que escribir una carta de motivación, un currículo profesional, y asistir alguna entrevista de trabajo. Y las preguntas regresaron a mi vida. ¿Cuales dirías son tus fortalezas y debilidades? ¿que valores rigen tu vida? ¿Qué cualidades tienes para aportar al equipo? Una vez más tenía que dar respuesta a lo que tiempo atrás le di la vuelta.

Si en este momento estas pasando por una situación similar o simplemente quieres conocer una forma rápida para identificar tus puntos fuertes, te invito a que te quedes a leer este artículo para que descubras herramientas simples para reconocer tu valía personal y pongas en tu marco de conciencia los valores y fortalezas que rigen tu vida.

El autoliderazgo como yo lo defino es reconocer toda la potencialidad que hay en ti y gestionarla de manera que construyas una vida con valor y sumes a la vida valiosa que viven los demás a tu alrededor.

Los recursos internos que poseemos, que impactan nuestras acciones diariamente y qué requieren de autoliderazgo son: nuestros pensamientos, emociones, creencias, actitudes, talentos, capacidades, principios, prioridades y valores. La manera en que gestionemos todos estos recursos constituirá nuestra fortaleza o limitación al momento de enfrentar cualquier reto que nos presente la vida (metas, desaciertos, partidas, desavenencias, luchas, etc.)

Entre más clara, visible, y positiva tengamos la foto de nuestro reconocimiento a esos recursos internos que nos guían, mas solida será nuestra:

Autoconfianza: Seguridad al conducirnos, tomar decisiones, superar desafíos, determinar nuevos retos.

Autoestima: nuestra valía personal y saludable inteligencia emocional.

Autoconciencia: Saber quiénes somos, cómo percibimos el mundo y qué nos impulsa.

Autoeficacia: Apreciar los logros alcanzados reconociendo nuestras capacidades y habilidades. Aprendiendo de los propios errores y limitaciones. Evaluando, aceptando y ajustando partiendo de un enfoque de crecimiento interno.

Te preguntaras que fácil es decirlo, pero ¿Cómo practicamos el autoliderazgo cuando nos quedamos atrapados en esos episodios de baja frecuencia energética como el miedo, el apego, el remordimiento, la culpabilidad, la tristeza, la angustia, y la impotencia ya sea en un trabajo, o en la vida privada? ¿Qué pasa cuando tenemos una acostumbrada mentalidad o actitud ante situaciones que nos llevan a esas bajas frecuencias energéticas y no vemos más allá de? ¿Cómo recordar nuestros recursos internos, nuestra riqueza interior en tiempos difíciles?

Es precisamente en esos momentos difíciles donde ese autoliderazgo entra en acción. Si existe un deseo real de valorarnos tendremos que recordar en esos momentos de desafío lo aprendido en tiempo de paz. Es enfrentar con determinación esas emociones de posible autosabotaje con el conocimiento que hemos adquirido sobre sí mismo, sobre nuestra riqueza interior en pasadas experiencias. Denotando precisamente el trabajo ya hecho. Trayendo a conciencia los valores, las habilidades, las fortalezas que pusimos en marcha independientemente de si el resultado fue positivo o negativo en nuestra percepción. Habremos de cambiar el observador, no a través de conformismo, si no a través de reconocer los recursos internos que pusimos a trabajar. Una vez que hayamos identificado nuestros valores, principios, y capacidades estos se convierten en nuestras fortalezas, cuales podremos apreciar, expresar, y compartir tanto en los momentos de triunfo como en aquellos donde uno se siente derrotado. Al liberar esa riqueza podremos admirar nuestra capacidad de transformar cualquier experiencia dolorosa en una nueva conciencia. Permitiendo que esa observación llegue a ser tan poderosa que nos guíe a modificar patrones de respuesta en un futuro.

¿Cómo hacerlo?

Aquí te voy a compartir 3 herramientas que puse en práctica en mi proceso de Coaching. Las tres no solo me permitieron reconocerme como una persona valuable si no también me ayudaron a identificar mis recursos internos y lo más importante entender porque actuó como lo hago. Me permitió ser más compasiva con mis acciones del pasado, permitiéndome cambiar percepciones de fracaso por entendimiento. Encontré una guía y la aceptación de mis valores, principios y prioridades que he ido formando en mi vida. 

1. La línea de la vida

La línea de vida es un esquema donde se exponen los momentos más importantes de la propia vida cronológicamente. Es decir, eventos que se valoran relevantes y que tienen una connotación significativa o de influencia en la vida personal. Como ejemplos pueden ser: nacimientos y muertes de persona queridas, logros profesionales y personales, viajes, cambios de residencia, momentos de crisis, experiencias traumáticas, etc.

Una manera de hacerlo es dibujando una línea horizontal donde el punto de inicio es tu fecha de nacimiento y el punto final tu día presente. A lo largo de esa línea se van indicando de forma breve el acontecimiento que marco la vida de manera significativa. En la parte superior de la línea horizontal se describen los momentos considerados positivos, de éxito, de felicidad, de logro. Y en la parte baja los negativos, difíciles, de dolor.

Una vez escritos, encuentra similitudes entre los acontecimientos con connotación positiva y similitudes entre los hechos con connotación negativa. Por ejemplo: En mi caso me di cuenta que los positivos iban en relación a mis logros de educación y avances profesionales, viajes y unión familiar. Los negativos iban en relación a dejar ir, ausencias, separación y enfermedad.

Cambio de Observador:

Una vez que están descritos los momentos de relevancia en la línea de la vida, tomate un tiempo y define (objetivamente sin interpretación) que sucedió en ti respecto al hecho. Observa y revive mentalmente y físicamente los sentimientos al recordar esos episodios de triunfo y felicidad, o de frustración y desesperanza. Permítete vivirlos de nuevo.

Toma papel y lápiz y describe los valores, principios, capacidades, fortalezas que pusiste en práctica en ese momento.

Por ejemplo: Supongamos que un triunfo fue el aprender un nuevo idioma. Valores que pusiste en práctica fue la perseverancia, la constancia, la disciplina. Habilidad: Enfrentar el miedo a la burla a la equivocación, adaptación multicultural.

O por ejemplo un momento difícil fue la traición de un ser querido. Valores que resaltaron fue tu honestidad, el perdón, el respeto, tu lealtad, tu resiliencia. Principios: la familia es primero. Habilidad: Manejo de tensión, escucha atenta.

Una vez que tengas toda tu lista divídelos por conceptos: Valores, Capacidades/habilidades, Principios.  Revisa cuales se repiten y empieza a definir en una escala de valores tus 5-7 valores, principios y capacidades más importantes para ti y que notas rigen tu vida a través de tus acciones.

2. Mi Círculo Interno, Mi Círculo Externo

Dibuja dos círculos uno dentro del otro. En el centro denota un punto que tenga tu nombre. En el círculo más cercano a ti anota los nombres de las personas que más amas o más admiras y con las cuales convives frecuentemente. En el círculo exterior anota el nombre o nombres de las personas con las cuales convives o convivías y que quieres lejos de ti. 

Ahora escribe un par de fortalezas que admires en cada una de esas personas y las debilidades que según tu opinión les pertenezcan. Aun te sea difícil encontrar alguna, intenta reconocer las cualidades que tengan esas personas que quieres lejos de ti.

Una vez descritas, reflexiona que dice eso de ti. ¿Encuentras valores, capacidades, fortalezas o debilidades que puedes observar en ti también? ¿Tienen la misma jerarquía de valor para ti aquellos recursos internos que denotaste en tu circulo más cercano en relación al círculo exterior? Puedes identificar en ti el valor, principio o capacidad opuesta de aquello que no soportas en otra persona? Puedes identificarte en aquello que rechazas en otras personas algo que existe en ti y que tienes por trabajar?

3. Cuestionario Fortalezas VIA de la Universidad de Pensilvania

Con esta tercera herramienta podemos consolidar cuales son nuestras fortalezas y valores que rigen nuestra vida a través de un cuestionario con múltiples preguntas. Es un cuestionario que simplemente viene a confirmar o a reforzarte el conocimiento que ya has logrado si has hecho una introspección en los valores y fortalezas que pones en práctica en tu día a día.

El cuestionario lo puedes conseguir gratuitamente en la página de la Universidad de Pennsylvania aquí, llamado Cuestionario VIA de Fortalezas Personales.

Como veras, todos tenemos fortalezas, competencias, valores, principios que rigen nuestros pensamientos, decisiones y acciones. Conocerlos, es un buen ejercicio para consolidar nuestro autoliderazgo.  Para estar preparados no solo para una entrevista, sino para reconocernos con una riqueza interna en momentos de dolor, de desesperanza, y de confusión. Todos tenemos la oportunidad de identificar nuestras cualidades y su utilización. Estás nos permiten vivir de una manera más plena nuestra creatividad, nuestra autoconfianza. Nos ofrece vivir libres de ansiedad porque tenemos a la vista el conocimiento de la reserva ilimitada que existe en nuestro interior.  Estos recursos internos nos pueden cambiar la vida si les ponemos atención y los reconocemos como nuestro primer método de evaluación de cualquier situación que se nos presente. Nos pueden inspirar, darnos el coraje para salir del estancamiento, nos permiten dejar de actuar como víctimas reactivas y generar nuevos “yo” proactivos a través de acciones guiadas y pensadas. 

Una formula podría ser: percibir el desafío- recordar nuestros valores- recordar nuestra fortalezas- tomar una decisión de cómo actuar- experimentar-procesar- evaluar en base a nuestra lista de principales valores-y crecer!

Inténtalo!

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